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Cuando éramos chicos mi papá nos decía que era imposible acabarse el Centro de la Ciudad de México. No en un sentido destructivo sino explorador, ya que son enormes sus misterios y no dejamos de crear nuevas historias sobre la historia. Hoy creo que realmente es un sitio que nunca acaba de descubrirse. Si te asumes un gran conocedor del Centro Histórico y crees que ya nada puede sorprenderte, déjanos hacer un intento con algunos secretos y curiosidad, quizás logremos sorprenderte.
La casa más antigua
En la calle Manzanares 25, en el barrio La Merced, se encuentra la casa más antigua de la Ciudad con más de 400 años de existencia. Estudios del INAH indican que se trata de la vivienda de una familia indígena construida entre 1580 y 1590. Es la única edificación de esa época que sobrevive y desde 2018 es un sitio cultural donde se imparten clases y talleres para los niños de La Merced, Tepito y Candelaria.

La inundación de 5 años
En la esquina de Madero y Motolinia hay una cabeza de león que quizás has visto. Es un vestigio de la inundación que azotó a la Nueva España en septiembre de 1629. El nivel del agua alcanzó un poco más de dos metros y dejó la ciudad inundada de 1629 a 1634. La cabeza de león no es un adorno, si no la marca que indica hasta dónde llegó el nivel del agua durante aquella inundación.

La venganza
En épocas colombinas, algunos soldados pagaban la mercancía a los indígenas con monedas falsas, hechas de oro con cobre. A su vez, y como la moneda nativa era el cacao, los indígenas rellenaban los granos con lodo engañando también a los soldados.
Las fuentes de sidra
En1845 Estados Unidos declaró la guerra a México y en un intervalo de años sucedieron varias batallas. En una de las pocas que ganó México, el político militar Santa Anna llegó a la Ciudad para celebrar y cuentan las anécdotas que el militar ordenó llenar de sidra las fuentes caritas, situadas en las 4 esquinas de la Alameda. Otras historias hablan de ponche, para que los habitantes tomaran hasta saciarse.
Los nombres de las calles
En el centro hay varias avenidas que llevan el nombre de países, porque para el centenario de la Independencia, José Vasconcelos propuso nombrar las calles como agradecimiento a aquellas naciones que reconocieron al gobierno revolucionario de México con la Constitución de 1917.
Los gatos en Palacio Nacional
En los jardines del Palacio Nacional se encuentran alrededor de cien gatos que pasan el día tomando el sol y mirando a los visitantes. Son cuidados por el personal de mantenimiento y por más increíble que parezca, cada uno tiene nombre.


Fotos: shcp_mx
El reloj otomano
En la esquina de Venustiano Carranza y Simón Bolívar hay un reloj particular que no pasa desapercibido. Se trata de un regalo que la comunidad otomana (libanesa) hizo a México en 1910 como muestra de amistad y agradecimiento porque a que a finales del siglo XIX hubo muchos refugiados libaneses en nuestro país.


Las reliquias de la Catedral
La Capilla del Santo Cristo de la Catedral es también conocida como la Capilla de las Reliquias, esto porque en su interior existe una colección de reliquias de santos y mártires, esto se refiere no sólo a objetos que les pertenecieron, sino también a los restos de sus cuerpos. Aquí se hallan los restos de San Vital, Santa Úrsula y las 11 mil vírgenes. Sin embargo, no se pueden ver cualquier día del año, este espacio sólo se abre el 1 y 2 de noviembre.
Los restos de Tenochtitlán se encontraron por casualidad
Los restos de Tenochtitlán permanecieron sepultados durante 500 años hasta que en 1978 un trabajador de la compañía de luz perforó el suelo con un taladro y se topó con una roca imposible de traspasar. Esa gran piedra circular era el símbolo de Coyolxauhqui, la diosa de la Luna. Ocho mil obreros trabajaron día y noche durante cuatro años para rescatar alrededor de 7 mil piezas prehispánicas, mismas que hoy se exhiben en el museo del Templo Mayor.
Los fantasmas
Al ser una región tan antigua, es común que esté poblada de fantasmas. Algunos son más populares que otros, como el fantasma de Don Juan Manuel en la calle de Uruguay o la Quemada en la calle de Jesús María. Sin embargo, hay otras menos famosas como La mujer herrada en la calle de Perú, la embrujada Doña Francisca, Casilda la incendiara o la monja del exconvento de la Concepción.
El corazón del cofre de plata
En el año del 2005 se comenzó a restaurar el convento de Corpus Christi y fue entonces que se encontró un pequeño cofre de plata que desató el recuento de una leyenda de amor. Se dice que el Virrey Baltazar de Zúñiga y Guzmán, el creador del convento fue famoso por su soltería en la Nueva España. Sólo una vez se enamoró profundamente de una joven indígena muy bella, pero por desgracia, una monja. Después de que ella lo rechazara, el virrey volvió a España y murió soltero. El virrey le juró amor y como prueba mandó a que una vez muerto le enviaran a su amada su corazón en un cofre de plata. Hoy permanecen enclaustrados en el convento de Santa Isabel.

Sin duda el Centro Histórico de Ciudad de México aún tiene muchos espacios por descubrir, donde cada día puede ser un viaje mágico, lleno de historias sorprendentes. ¿Te gustaría vivir cerca de estos lugares fascinantes? Visita nuestro desarrollo Edificio Dónde a unos minutos del Centro de la Ciudad de México y déjate envolver por las calles llenas de historia. https://edificiodonde.reurbano.mx/