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Artículo creado por:

Crédito: Nil Castellví

“El cambio es la base de la vida… la pandemia ha sido un acelerador de cambio pero no tenemos que tenerle miedo; tenemos que tomar liderazgo y ver hacia adelante, apuntar hacia el lugar que queremos ir y hacerlo juntos,” dijo Virginia Raggi, la alcaldesa de Roma, Italia, en un foro de urbanismo durante el otoño del año pasado. Ella y Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, Francia, hablaron en el foro acerca del futuro de sus respectivas ciudades tras la crisis del COVID-19. 

Por su parte, Hidalgo ya era reconocida como un agente importante en la lucha contra el cambio climático, un problema que crece día con día y exige acción inmediata y cada vez más extrema. A pesar de sus múltiples efectos devastadores, la pandemia fue sin duda una oportunidad para re-pensar nuestras ciudades y estilos de vida; para ser menos cínicos y más creativos respecto a los cambios que se pueden implementar en tiempos drásticamente más cortos de lo que se pensaba anteriormente. 

Una forma de combatir la crisis climática se encuentra en el concepto de la ciudad de 15 minutos — aquella cuyos habitantes pueden encontrar todos los servicios que necesitan en no más de 15 minutos a la redonda. La idea no es nueva, pero ha tomado más relevancia en el último año debido a que una gran parte de la población tuvo que esforzarse por mantenerse en casa. En una “ciudad de 15 minutos”, las estrategias de movilidad se enfocan en promover los espacios para peatones y ciclistas, mejorar la calidad del aire e incrementar el bienestar. 

Crédito: Andreas Selter

A partir de la pandemia, el Consejo de la Ciudad de París ha promovido la reapropiación del espacio público por parte de sus ciudadanos. Con 2.8 millones de habitantes, recientemente inauguró 45 km de ciclovías, y planea abrir 15 km más próximamente. Se ha permitido — y hasta alentado — la peatonalización de algunas calles o la extensión de algunas banquetas, con el fin de reducir el uso del coche. Además, el gobierno local de París planea implementar su primer Plan Urbano Bioclimático, que requerirá diseños bioclimáticos en todos los nuevos edificios que se construyan. 

Así, París está posicionándose como una de las ciudades más innovadoras tras la pandemia, con un enorme compromiso hacia el futuro de sus ciudadanos y del medio ambiente. Para quienes vivimos en la Ciudad de México, vale la pena cuestionarnos: ¿qué podemos aprender de estas estrategias? ¿Cómo lograr que nuestras autoridades gubernamentales se comprometan con planes a largo plazo para asegurar la resiliencia de la ciudad? Y, sobre todo, después de más de un año de la crisis de salud pública que enfrentamos junto con el resto del mundo, ¿qué aprendimos? En Reurbano, durante los últimos meses hemos estudiado las distintas respuestas a la pandemia que han tenido ciudades como París, Barcelona o Amsterdam, y creemos que es momento de que la Ciudad de México se una a ellas como líder de la innovación urbana y protección del medio ambiente.