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La colonia Juárez tiene una larga historia, y en años recientes se ha transformado en una de las zonas más interesantes de la Ciudad de México. Distintos restaurantes, bares, cafés, comercios y proyectos culturales han encontrado un hogar ideal en los edificios patrimoniales de la Juárez, creando en conjunto una red que activa el barrio.
Entre las propuestas que han surgido recientemente en la zona destaca la Galería Karen Huber, ubicada sobre la histórica avenida Bucareli. Tras haber pasado algunos años presentando exposiciones pop-up alrededor de la ciudad, la curadora decidió abrir un espacio permanente. Platicamos con ella acerca de las intenciones detrás de su galería, el proceso que ha vivido integrándose a la Juárez y cómo ella y su equipo han modificado su trabajo a partir de la pandemia que estamos atravesando.
¿Cómo nació el proyecto Galería Karen Huber?
El proyecto nació hace casi 6 años tras haber estado involucrada anteriormente en diferentes iniciativas de arte. Viví un tiempo en Nueva York y ahí estuve trabajando en Art in General, una plataforma sin fines de lucro que promociona proyectos de artistas. Cuando regresé a México tenía la idea de hacer curaduría, y de ahí surgió White Spider, mi proyecto de exposiciones temáticas en sitios específicos. Hice desde la gestión de encontrar la locación hasta determinar la temática de la exposición y los artistas que la integrarían. Fueron más de 20 proyectos en más de 20 lugares, nunca repetí una locación. Y después de tres años, supe que este proyecto tendría que mutar de alguna manera a algo más sólido, y así comencé la galería. Ahora son 11 artistas que represento, y creo que junto con ellos me he enfocado en hablar a través de su obra sobre la época contemporánea que nos tocó vivir.
¿Qué tipo de propuestas artísticas buscas promover? ¿Por qué?
La línea que une a los artistas con quienes trabajamos en la galería es muy clara; nos dedicamos a trabajar y a promover la pintura contemporánea. Somos la única galería en México que se dedica exclusivamente a esto. Y en este sentido es interesante porque la pintura ya ha llegado a ser un campo más expansivo, ya no se trata nada más de los pinceles y técnicas tradicionales. De manera general, busco entender qué está pasando con los artistas, lograr que sus intereses congenien con los intereses de la galería. Buscamos ser un abanico de propuestas que giran en torno a la pintura.
¿Por qué optaste por ubicarte en la Juárez? ¿Cómo consideras que la galería establece un diálogo con la zona?
Me interesaba que fuera una zona céntrica, no tan aislada. Casi todos los proyectos que hice en White Spider se ubicaron en zonas donde ya hay una escena artística, en la Condesa, Roma, San Miguel Chapultepec, en el Centro… Lo que me gustó de este local fue que la fachada no te dice absolutamente nada, y en cuanto subes las escaleras y entras, ves este espacio de exhibición. Me gusta ese elemento sorpresa. Desde que llegamos empezamos a dialogar no solo con este espacio sino con la zona, es un lugar donde ya estaban naciendo muchos proyectos interesantes, restaurantes y tiendas y más. La Juárez tiene esta esencia de calles anchas, edificios porfirianos, estar comunicada con Reforma y otras colonias. Me interesa el tema de que una persona pueda llegar a una zona y caminar, comer, ir de compras, al teatro, a una galería. Que se vuelva una zona donde la persona puede estar deambulando, hacer todo un día en el barrio, porque es la manera en la que te topas con distintos proyectos inesperados. Al final todos los proyectos que veo aquí también son frescos y tienen sentido con la época actual.
¿De qué maneras consideras que el arte puede volverse una herramienta de cohesión social, y cómo lo aplicas en la comunidad de tu galería?
No todos los artistas tienen esa misión de cohesión, pero están hablando de la sociedad; del tiempo que nos tocó vivir. Y hay muchos artistas que incluso hacen estas colaboraciones con gente de oficio. Hacer un neon, por ejemplo, es llegar y tener una plática con un neonero del barrio. O en el mismo barrio proyectar lo que el artista quiere decir y que la gente pueda venir y entenderlo, captarlo y hacerlo suyo. Y hay esta empatía, al hablar de temas que son actuales y de intereses que son del artista, inevitablemente hay momentos en donde el espectador va a tener esa similitud o reconocimiento de lo que está viendo. Eso me parece la parte más fuerte de la cuestión social, reconocerte frente al arte como lo haces a través de un espejo.
Durante la pandemia que vivimos, ¿cuál ha sido tu experiencia como galerista?
Como todos, estamos pasando por un momento en donde la incapacidad de planear nos limita. Tuvimos que cancelar dos exposiciones por ahora, y tenemos una en julio que seguramente tendrá que ser distinta a lo que planeamos en un inicio. Por lo menos este año cambiará la manera de habitar el espacio, ahora las inauguraciones tendrán que ser más pequeñas, por ejemplo. Las galerías vamos a tener que modificar nuestra relación con las multitudes, reducirlas, contarlas, controlarlas un poquito. Pero lo que sí ha sido una cosa de abrir los ojos es que estamos desarrollando estrategias digitales, uniéndonos a plataformas digitales para potencializar el trabajo de los artistas y lograr ventas. Estamos haciendo entrevistas con los artistas para que se conozca más su proceso a través de redes sociales. Otro proyecto que me emociona es que estamos armando una memorabilia de esta época. Me parece importante retratar lo que estamos pasando a través de la obra artística. Al final del año esperamos poder hacer una pequeña exhibición de este momento.

