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Artículo creado por:

Karina Zatarain
“Siempre imaginé el Paraíso como una especie de biblioteca.”  – Jorge Luis Borges

El término “espacio público” normalmente nos hace pensar en parques, calles, lugares al aire libre en donde las sombras de grandes árboles se dibujan sobre el suelo. Pero dentro de las ciudades, existe otro tipo de espacio público, fundamental para la democracia y las actividades personales de cualquier autodidacta: la biblioteca. Como dijo Simón Bolivar, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción,” y pocos espacios resultan tan útiles como las bibliotecas para combatir la ignorancia y apatía de un pueblo. 

En la década de 1920, José Vasconcelos presentó la propuesta al entonces Presidente de la República de dotar a todos los poblados del país con una biblioteca, con la intención de que el pasatiempo de los mexicanos fuera la lectura. Y aunque no se puede afirmar que el proyecto tuvo el éxito deseado, las bibliotecas que se han establecido en México no carecen de méritos. Idealmente, en una biblioteca convergen personas de toda clase, género, edad, sexualidad y niveles de estudio; esta virtud por sí misma hace que la biblioteca funcione como una gran herramienta democratizadora. 

“La arquitectura se conforma por distintos tipos de edificios, como torres, museos o casas,” explicó el arquitecto Alberto Kalach a Vladimir Belogolovsky durante una entrevista en el 2017. “Una biblioteca es un tipo de edificio, y existen dos categorías básicas,” dijo Kalach. “Una es un laberinto como el descrito en La Biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges. Es una biblioteca en la que te pierdes por completo. La segunda categoría es la propuesta por Boullée en el siglo XVIII, un gran espacio lleno de estantes de libros que contienen todo el conocimiento. Para serte sincero, el tipo de biblioteca que propone Borges me parece más atractiva.” Sin embargo, cuando Alberto Kalach decidió entrar al concurso para diseñar la Biblioteca José Vasconcelos en la colonia Buenavista de la Ciudad de México, optó por el segundo modelo. “Queríamos ganar el concurso, y un edificio público debe ser transparente y lleno de luz,” lamentó durante la entrevista.

Aunque el arquitecto hubiera preferido un esquema de diseño distinto, es innegable que la Biblioteca José Vasconcelos se ha convertido en uno de los edificios más asombrosos de la ciudad, tanto por su diseño arquitectónico como por su ambicioso programa público. 

Además de contar con más de medio millón de libros, la Vasconcelos permite a sus usuarios acceso gratuito a instrumentos musicales, brinda asesorías, ofrece talleres, cursos y conferencias, y cuenta con un amplio jardín botánico. “La biblioteca es un espacio experimental, donde se pretende que todas las cosas tengan un contenido social,” explicó Daniel Goldin, ex-director de la Vasconcelos. 

Cada vez existen más redes sociales, series y películas que luchan por acaparar nuestra atención. También cada día se desarrollan más aplicaciones que nos permiten pasar el tiempo libre en nuestro hogar, sin necesidad de salir pues basta con unos cuantos clics en nuestros teléfonos para conjurar a una persona que nos entregará lo que sea a la puerta de nuestro departamento. Es por esto que las bibliotecas toman más importancia hoy que nunca. Nos obligan a salir de la comodidad de lo que ya conocemos, invitándonos a explorar distintos mundos entre sus estantes.