Add Your Heading Text Here
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.
Artículo creado por:
“Pedaleando en Insurgentes/ cuidemos el medio ambiente/ tres carriles pa’ la gente/ ¡Ciclovía permanente!” dice una de las porras que resonó durante la rodada del 28 de agosto.
El 28 de agosto se organizó una manifestación en bicicleta (una rodada) en la que alrededor de 400 ciclistas recorrieron Avenida Insurgentes, la calle de más de 28 kilómetros que atraviesa la ciudad de sur a norte. El colectivo pide a las autoridades que la ciclovía emergente (o temporal) instaurada por Semovi durante la pandemia se quede permanentemente.
El 31 de mayo del 2020 la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y el Secretario de Movilidad Andrés Lajous anunciaron la implementación de 54 kilómetros de ciclovías temporales en la Ciudad de México. La intención del programa es incrementar las opciones de movilidad con sana distancia durante la pandemia. El 75% de estas vías se colocaron sobre Avenida Insurgentes en ambas direcciones, mientras que el 25% restante en Eje 4 paralela a la línea 2 del Metrobús de la estación Parque Lira a Rojo Gómez.

Desde entonces, el carril derecho de Insurgentes se delimitó como espacio compartido para el tránsito de bicicletas, patines y carritos comerciales. La avenida se transformó en una “Calle completa”, según lo define el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP): una vía diseñada para que todas las personas de todas edades y habilidades puedan convivir y transitar de forma segura. Esto considera una redistribución del espacio vial, banquetas amplias, velocidades seguras, transporte público, infraestructura ciclista y tiempos de semáforo igualitarios para los peatones, entre otras mejoras.
La propuesta fue recibida con aplausos por parte de repartidores, locatarios de la zona y por supuesto, por aquellas personas que circulan a través de esta caótica ciudad sobre dos ruedas. Ahora se unen para pedir que estas ciclovías se queden y “que lo bueno sea para siempre”. Y los datos apoyan su argumento pues hubo un incremento de usuarios en las ciclovías de la ciudad de 191% durante la pandemia y la importación de bicicletas incrementó 22% contra el año anterior.
El grupo ha reunido a la fecha 5,485 firmas bajo la petición #CiclovíasPermanentes y defienden #quesequede la ciclovía porque:
- Aumenta la seguridad vial para peatones y ciclistas: el carril confinado es más seguro para quienes van en transporte no motorizado. También impulsa la llamada “seguridad de números” pues mientras más ciclistas haya en circulación, los automóviles adquieren mayor conciencia y cuidado al conducir.
- Facilita la sana distancia: Amplía las opciones de traslado con menor riesgo de contagio por COVID-19
- Es una medida incluyente: Por años la planeación urbana le ha dado prioridad al transporte vehicular y recordemos: ¡No todo el mundo tiene coche! De hecho, sólo el 20% de los trayectos en la ciudad suceden en automóvil. Las ciclovías son una recuperación del espacio público para la mayoría. El transporte público está saturado y ahora representa un peligro sanitario; la bicicleta es un vehículo barato, ocupa poco espacio, no contamina, es silencioso y saludable para quién lo usa. Además, nos permite vivir la ciudad y no estar aislados en una burbuja.
- Uso eficiente de la calle: más personas pueden trasladarse en el mismo espacio: Una persona en bici ocupa 3 m2 y una en auto 60 m2.
- Mejora la conectividad: la gente tiene la posibilidad de reducir sus tiempos de viaje, llegar con seguridad a más lugares y ahorrar algo de dinero mientras se ejercitan.
- Garantiza derecho a medio ambiente sano: disminuye el tráfico y, por lo tanto, bajan las emisiones de CO2 y mejora la calidad del aire.
Óscar Alexánderson, dueño de La Cadencia, dijo en un video del ITDP que “Todos hemos ido en una avenida, vemos un lugar y decimos ‘ah se ve muy bien…’ te sigues y se te olvida, nunca te paras […] una calle completa cercana a cualquier barrio genera una experiencia más rica de la zona”. “Me sentí mucho más seguro en la vía y tenía una opción viable para recorrer gran parte de la ciudad” comentó también Esteban Álvarez, un ciclista usuario.

Por supuesto, la aceptación no es unánime sino sería tema cerrado. Se trata de un cambio de paradigma, similar al de la inclusión de las líneas de Metrobús sobre Insurgentes y Reforma. Muchos argumentan “que no nos quiten otro carril”, pero ahí siguen los mismos tres y cuatro carriles de siempre, simplemente se han reasignado los usos. Los detractores afirman que incrementaran los atasques de tráfico, mientras que otros automovilistas aseguran que como quiera el carril derecho siempre ha sido inservible porque los coches lo usan de estacionamiento. Otras quejas que se escuchan son que el carril de la ciclovía es más amplio que el estándar (3 metros vs 2 metros) y que no hay buena señalización en ciertos tramos, por lo que los coches se meten causando caos vial. Estos justos reclamos deberán ser atendidos por la Semovi para garantizar un buen uso de la nueva infraestructura. Entonces tal vez se repita el pasado y una vez asimilado el cambio, nadie pueda recordar cómo podíamos vivir sin ciclovías en todas las calles.