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Aunque el Centro Histórico de la Ciudad de México presume una plétora de edificios patrimoniales, el edificio de La Ciudadela sobresale por las múltiples funciones que ha servido desde su construcción en 1807. El inmueble—diseñado por el arquitecto español Antonio González Velázquez—inicialmente albergó la Real Fábrica de Tabacos de la Nueva España. Durante las décadas que siguieron, fue utilizado como cuartel militar, cárcel, fábrica de armas y escuela, hasta ser declarado monumento histórico en 1931. Trece años después fue rescatado por una de las figuras más controversiales del México moderno: el escritor, filósofo y político mexicano José Vasconcelos, quien dos años más tarde inauguró en La Ciudadela la Biblioteca de México.

En toda sociedad, las bibliotecas funcionan como espacios de emancipación fundamentales para la cultura y educación del pueblo. Para Vasconcelos, la creación de la Biblioteca de México fue un primer paso hacia empoderar al país a través del acceso a los libros, y a pesar de que su ambiciosa visión de convertir a la lectura en el pasatiempo de México no se cumplió, la Biblioteca de México es sin duda uno de los espacios públicos más valiosos e impresionantes de la capital.

Albergando aproximadamente 450 mil volúmenes y atendiendo a cerca de 2 mil personas al día, el edificio se configura a partir de cuatro grandes patios principales y otros dos más pequeños. En 1988 el arquitecto Abraham Zabludovsky—co-autor del diseño del icónico Museo Tamayo—dirigió una intervención importante al inmueble, cubriendo los cuatro patios principales con paraguas metálicos. Algunas décadas después, en el 2011, el gobierno de la Ciudad de México presentó el proyecto La Ciudad de los Libros y la Imagen, a cargo de Taller 6A (Alejandro Sánchez + Bernardo Gómez Pimienta).

Además de la restauración del edificio, el plan maestro de Taller 6A incluyó una serie de bibliotecas personas, una librería más amplia, salas de lectura, salas digitales, bibliotecas para niños, bebeteca, área para personas con discapacidad visual, galería para exposiciones, centro de la imagen, teatro, cafetería y nuevas oficinas. Los objetivos de la intervención se dividieron en los siguientes:

1- Reorganizar el programa arquitectónico para lograr una mejor y más eficiente operación.
2- Recuperar el carácter del edificio al retomar la función original de los patios y pasillos, que cruzan de norte a sur y al perímetro del inmueble.
3- Mejorar las condiciones de luz y ventilación natural para hacer mejor uso de estos recursos.
4- Mejorar la accesibilidad mediante guías táctiles y rampas.
5- Modernizar las instalaciones de la biblioteca de acuerdo a las necesidades modernas de interconectividad.