Entrevista Taller Nacional
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Ubicado en la colonia Juárez de la Ciudad de México, Taller Nacional es un estudio de diseño y manufactura de mobiliario que trabaja principalmente con madera, además de otros materiales como metales, piedras, textiles y vidrio. Establecido en el 2014 como un taller de manufactura que trabajaba en colaboración con diversos arquitectos y diseñadores de la ciudad, Taller Nacional presentó su primera colección propia en el Abierto Mexicano de Diseño del 2018. Desde entonces, han diseñado y producido distintas piezas para proyectos de diversas escalas y filosofías.
Platicamos con Luis Arredondo, el diseñador y carpintero mexicano que fundó y dirige Taller Nacional.

¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años la manera en la que Taller Nacional se aproxima al diseño?
Desde un inicio hemos buscado que nuestro trabajo esté, si no totalmente ligado, sí con un gran enfoque en la manufactura. Dentro de nuestro espacio en la Juárez, tenemos la fortuna de que en el mismo lugar en donde se conceptualizan y diseñan las piezas, se fabrican — eso nos ayuda a que nuestro proceso de pensamiento vaya de la mano con los procesos de producción. Siempre hemos buscado darle el mismo peso a las ideas, forma y función, que a la materialidad y procesos de fabricación, entonces creo que nuestra evolución ha sido más bien poco a poco lograr mayor eficiencia y calidad en lo que hacemos. También, a nivel interno, hemos buscado que haya más y mejores oportunidades para nosotros y nuestros colaboradores, así como mayor equidad e igualdad de género en nuestro equipo. Queremos que nuestros muebles tengan una carga emocional, no sólo estética; que comuniquen nuestra filosofía; que la forma y materiales te transmitan sentimientos desde que los ves, tocas y usas, y que vayan envejeciendo con belleza.
El diseño contemporáneo en México ha sido reconocido a nivel internacional en los últimos años. ¿Qué crees que lo hace único o especial?
Yo creo que algo que nos ha hecho únicos a lo largo de la historia de México es nuestro pasado. Todo el tiempo hemos estado rodeados de una flora y fauna impresionante; de una gastronomía, clima y contexto bastante rico. Considero también que algo que nos identifica como mexicanos es que somos un país que nos encanta utilizar las manos, desde nuestro pasado hasta el presente, algo que he admirado y me encanta formar parte de ello es la capacidad que hemos tenido a nivel creativo y corporal de desarrollar distintas técnicas. Somos un país de oficios, hay una parte a nivel artesanal sumamente rica, y hay quienes están generando piezas hermosas, retomando técnicas artesanales con mucho respeto. Al mismo tiempo, hay muchos oficios como la carpintería o la herrería que nos han acompañado a lo largo de nuestra historia, y si bien no somos un país que se nos identifica por esa alta manufactura, creo que hay mucha gente que aprende estos oficios, los desarrolla, y en ellos encuentra una manera muy importante de solucionar la vida a nivel personal, social y comunidad. Creo que eso nos distingue como país.
¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración, tanto locales como internacionales?
Nuestra primera colección estuvo inspirada en la época del modernismo en México, a mediados del siglo pasado, pues es un movimiento que a mí en lo personal me marcó mucho debido al boom que hubo en las artes, arquitectura y diseño de mobiliario. Personajes como Van Beuren, Clara Porset o Mario Pani son una gran fuente de inspiración en el taller; Pani propuso cosas bastante adelantadas que no existían aún en México. Por otro lado, en la historia más reciente del diseño mexicano están Hector Esrawe o Ezequiel Farca, quienes fueron punta de lanza para una nueva generación creativa. Si bien no son referencias estéticas, sí lo son a nivel pensamiento, ideología y trabajo Además estamos rodeados de personas creativas que están logrando cosas muy interesantes en la gastronomía, textiles, gráfico y demás. Justo considero que nos inspira nuestro pasado, el muy lejano, el del siglo pasado y el más reciente, de 10 o 20 años para acá.
Activar las colonias céntricas de la CDMX es parte fundamental de la misión de Reurbano. Estando ubicado en la colonia Juárez, ¿cómo es tu relación con el barrio? ¿Qué te gusta de la colonia Juárez, y qué crees que la hace especial?
Yo tuve la oportunidad de llegar a vivir a la colonia Juárez en el 2006, y desde entonces hasta hoy he estado aquí, en distintos departamentos. Algo que me encanta de la Juárez es la vibra que no deja de ser barrio, tienes todos los comercios que te ayudan a hacer tu vida — mercados, cerrajeros, plomeros, herreros, la tiendita de abarrotes, de verduras… Tiene todo este ambiente de barrio que se siente fluido y fácil de llevar. De unos años para acá, ha tomado una fuerza más cosmopolita en donde empiezan a aparecer grandes ofertas gastronómicas y comerciales que conviven con edificaciones patrimoniales, y le dan una vida interesante a la colonia sin cambiarlo por completo.
¿Cómo ha sido su colaboración con Reurbano? ¿Por qué creen que hacen buenos aliados?
Hemos tenido oportunidad de colaborar con Reurbano en tres ocasiones, ahora está desarrollándose la cuarta… Los espacios que ellos toman y reactivan desde un punto que yo considero es bastante respetuoso con la arquitectura original va mucho de la mano con la línea estética que nosotros manejamos. Creo que ahí se hace un buen equipo desde ambos lados. La manera en que trabajan en estos espacios cargados de historia — edificios emblemáticos que han marcado las colonias en donde se ubican — respetando lo original, empata muy bien con nuestra filosofía de tomar cosas del pasado, adecuarlo a nuestra época e inyectarle este pensamiento contemporáneo.
