La Metropolitana es quizás conocida principalmente por su mobiliario. ¿Cuáles fueron los primeros proyectos del estudio?

Comenzamos haciendo de todo, diseñando espacios efímeros para distintos clientes y eventos. Éramos muy jóvenes pero muy aventados. Uno de nuestros primeros proyectos importantes fue el diseño de un museo — el Museo del Ejército y la Fuerza Aérea, en Tlalpan — y luego en el 2012 un memorial para los soldados que habían perdido la vida hasta ese momento en la lucha contra el crimen organizado. Entonces digamos que ese fue nuestro primer gran proyecto, y aún existe, es una plaza pública sobre Reforma. Fue afortunado, logramos consolidar un equipo de muchos jóvenes muy creativos que ahora está por todos lados, que aportaron con arquitectura, cosas de arte, e integramos también mucha tecnología. A partir de ahí consolidamos una oficina más grande, invertimos en maquinaria, y tomamos la decisión de enfocar nuestros esfuerzos en desarrollar nuestra propia línea de productos. Nos interesaba mucho la carpintería, y de ahí nos agarramos.
Diseñar muebles siempre había sido nuestro interés, pero decidimos que no queríamos diseñar muebles para que alguien más los fabricara; queríamos fabricarlos nosotros mismos. Nos interesaba innovar, no solamente repetir lo que ya se venía haciendo. Para lograr eso tuvimos que desarrollar nuestro propio sistema, nuestra propia infraestructura productiva, capacitar gente… El primer empleado de La Metropolitana llegó en 2008, y él sigue trabajando con nosotros, es nuestro jefe de acabados. La gran mayoría de nuestro personal se integró entre 2008 y 2013, y ya ellos se han venido especializando. La Metropolitana es un esfuerzo compartido.

La iniciativa de Toca Madera de La Metropolitana se enfoca en mejorar la calidad de vida de los miembros de su equipo que producen su mobiliario. ¿De dónde surge el interés por involucrarse en temas sociales?

Para nosotros quizás ese es el tema fundamental, surge probablemente de nuestro origen. Hablando por mí, desde muy joven mis papás me enseñaron a respetar a toda la gente y a ser empático. Esa crianza me permitió conocer una realidad que es compleja — la de los desfavorecidos, gente que a lo largo de la historia de nuestro país ha venido recibiendo una cantidad importante de abusos. Entonces yo me conecté desde muy joven con el pensamiento de que es a través del servicio que se consigue estabilidad, propósito y dirección en la vida. Esa filosofía de servicio se integró de manera natural en la compañía.
Entendimos que más allá de que nuestro propósito superficial pueda ser entendido como la generación de belleza o de economía, nuestro propósito fundamental y profundo tiene que ver con lo social. Creemos que no hay manera de que la belleza pueda surgir, o seguir surgiendo, del dolor y la desigualdad. El privilegio ya no puede estar ligado al abuso. Tenemos la fortuna de poder estar haciendo algo que nos hace crecer, nos hace sentir vivos y útiles, y esa parte es la parte social de Metropolitana.

En cuanto al diseño, ¿cómo describes a La Metropolitana? ¿Cuáles son las fuentes de inspiración que encuentran en la historia y cultura de México, y cómo lo han traducido a un momento contemporáneo?

En México a lo largo de nuestra inmensa historia han convergido muchas cosas, líneas y flujos… Lo que siento es que el diseño propiamente mexicano es algo que se está consolidando. Hasta hace muy pocos años todavía lo que México hacía era importar diseño, tendencias, estética e integrarlas a un ámbito comercial, aunque claro que hay otras líneas vivas muy antiguas. Me imagino a la sociedad y al tejido cultural mexicano como una trama en donde se va entretejiendo toda esta cultura y riqueza humana que va llegando. Honestamente nosotros nunca tuvimos una intención clara de decir, “vamos a rescatar lo mexicano.” Yo siento que nuestra influencia puede ser más entendida del hemisferio racional que ocurrió a partir de la mitad del siglo 19 con el inicio del arts & crafts, en donde se integró el pensamiento con conocimientos de procesos industriales y con una intención profunda de innovar. Creo que esa es la línea a la que pertenece el diseño que generamos.
Sin duda se ha integrado dentro de nuestro resultado final nuestro contexto: México, sus materiales y tradiciones. Aunque México jamás se había distinguido como una potencia de manufactura en la carpintería, que es finalmente nuestro enfoque. Ahí es donde entra nuestro interés en la innovación, y en voltear a ver y entender la historia para abrir nuevos caminos hacia el futuro.

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