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Conocer a Barragán: Guía para la Ciudad de México

julio 25, 2020

Artículo creado por:

Karina Zatarain

A pesar de que la Ciudad de México reúne una gran diversidad de estilos arquitectónicos, el lenguaje visual que la distingue es el peculiar lente a través del cual la ciudad interpretó el modernismo. En el siglo XX, arquitectos como Max Cetto, Juan O’Gorman, Teodoro González de León y más tropicalizaron las enseñanzas del modernismo europeo al contexto mexicano, creando un conjunto de colores brillantes, texturas y figuras geométricas básicas dentro de la capital. 

Dentro de todos los artistas, diseñadores y arquitectos — nacionales e internacionales — que conformaron este movimiento, un personaje resalta: Luis Barragán, ingeniero oriundo de Jalisco pero que desarrollaría su distintivo estilo arquitectónico años más tarde en la Ciudad de México.

Y aunque Barragán recibió mucha alabanza en vida (hasta ahora sigue siendo el único mexicano en recibir el Premio Pritzker), su obra ha re-capturado el interés del mundo en años recientes. Quizá porque la artista Jill Magid utilizó sus cenizas para crear un diamante en el 2016 como parte de su performance artístico, titulado The Proposal, o porque la Ciudad de México en general ha experimentado un renacimiento artístico durante este siglo, una cosa es segura: la arquitectura de Luis Barragán ha logrado mantener su relevancia a través de tantas décadas.

Aquí, cinco obras de Barragán que puedes visitar en la Ciudad de México:

Casa Estudio Luis Barragán

Con la intención de tener un espacio que fuera tanto su hogar como su estudio de trabajo, Barragán construyó este inmueble en 1948 y fue su único habitante hasta su muerte en 1988. La sencilla fachada no da mucho indicio sobre lo que hay detrás: una opulenta colección de libros, arte y artesanías envueltas por las texturas y materiales naturales que Barragán empleó en casi todas sus casas. El jardín trasero y la terraza de meditación son dos cosas que no te puedes perder.

Casa Gilardi

Aunque su nombre indique lo contrario, este inmueble no fue diseñado para funcionar como casa, sino como la oficina y espacio de reuniones de un grupo de jóvenes publicistas que admiraban el trabajo de Barragán. Tras mucha insistencia, el arquitecto (que para ese tiempo ya estaba jubilado) accedió a ver el terreno, y lo cautivó la jacaranda en el centro. Años más tarde, tras el fallecimiento de su socio Pancho Gilardi, Miguel Luque decidió habitar el inmueble como casa, adecuando su vida familiar a los espacios y siempre dispuestos a mostrarla a distintas visitas.

Torres de Satélite

Un proyecto escultórico a gran escala al norte de la Ciudad de México, las Torres de Satélite fueron diseñadas por Luis Barragán junto con sus amigos y colegas Chucho Reyes y Mathias Goeritz. Las cinco imponentes torres marcan el paso hacia Ciudad Satélite, una zona habitacional que apenas comenzaba a construirse a finales de la década de los 50s, cuando Mario Pani encargó las esculturas.

Capilla de las Capuchinas

En su discurso de aceptación para el Pritzker, Barragán dijo: 

“…en proporción alarmante han desaparecido en las publicaciones dedicadas a la arquitectura las palabras belleza, inspiración, embrujo, magia, sortilegio, encantamiento y también las de serenidad, silencio, intimidad y asombro. Todas ellas han encontrado amorosa acogida en mi alma, y si estoy lejos de pretender haberles hecho plena justicia en mi obra, no por eso han dejado de ser mi faro.”

Basta con conocer en persona la Capilla de las Capuchinas para entender a lo que se refería.

Casa Pedregal

Originalmente llamada Casa Prieto López, esta casa se encuentra en el Pedregal, un barrio que Barragán mismo ayudó a urbanizar. Siendo una casa que se mantuvo en la familia Prieto durante generaciones, Casa Pedregal había sufrido cambios drásticos a su diseño original — desde los colores de los muros hasta el jardín de piedra volcánica habían cambiado. Su nuevo propietario contrató al arquitecto Jorge Covarrubias para realizar un estudio exhaustivo del inmueble para recuperar su estado inicial y abrir la casa a visitas, además de agregar un centro comunitario a un lado, llamado Tetetlán.