María Bustamante Harfush: En defensa del patrimonio de la CDMX

María Bustamante Harfush estudió su licenciatura en Arquitectura en la Universidad Iberoamericana, y su maestría en Vivienda y Urbanismo en la Architectural Association de Londres. Desde entonces, ha vivido y trabajado en la Ciudad de México como fundadora del despacho María Bustamante Arquitectura y del Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica de México (FundarqMX). Ha dedicado parte de su carrera a la defensa del patrimonio construido de la CDMX, tanto mediante el activismo político como la difusión general del valor cultural del patrimonio.

Junto con Reurbano, Bustamante Harfush ha liderado conversatorios sobre colonias como el Centro Histórico, la Escandón y la Tacubaya, buscando dar a conocer la historia y cultura particular de cada área.

Platicamos con ella acerca de su trayectoria:

Reurbano: Tras graduarte de la carrera de arquitectura, te mudaste a Londres para estudiar una maestría en Vivienda y Urbanismo. ¿Por qué elegiste este camino?

María Bustamante Harfush: Quería seguir aprendiendo y preparándome. Inicialmente pensé en cursar una maestría distinta, también en el Architectural Association, llamada Design Research Laboratory. Era un programa muy vanguardista, muy en línea con la obra de Zaha Hadid (su socio, Patrick Schumacher, era el director del programa). Cuando llegué, me di cuenta que ese tipo de maestría era poco aplicable a lo que se realizaba en México, y yo quería aprender cosas que pudieran ser útiles para nuestro país. Entonces me fui por el programa de vivienda y urbanismo, buscando crear herramientas para poder ejercer la profesión con mayor amplitud de mirada. Lo increíble es que la mayoría de los que estudiamos ahí éramos alumnos internacionales, había muy pocos británicos, y eso te hace aprender mucho acerca de distintas culturas y los problemas que enfrentan.

RU: La Ciudad de México parece tener más en común con otras grandes metrópolis del mundo que con las demás ciudades del país. En tu opinión, ¿cuáles son sus particularidades y retos?

MBH: Primero, tienes toda la razón en que la Ciudad de México se puede comparar con pocas ciudades del resto del país. Y lamentablemente, muchos otros estados han seguido el ejemplo de cómo se ha desarrollado urbanamente la capital en cuanto a planeación y reglamentación. Está mal porque cada región tiene su propia esencia y su propia identidad. La Ciudad de México se compararía más con las grandes metrópolis del mundo, no sólo en Latinoamérica sino también incluso en Asia, tanto en los aspectos negativos como positivos. Por un lado, seguimos con un mal aprovechamiento y cuidado de los recursos naturales. Por otro lado, vemos que en las últimas dos décadas se han hecho buenas acciones, sobre todo en temas de transporte y movilidad, generando ciclovías o nuevas líneas del metrobús. Nos falta mucho, pero es algo.

El mayor problema que enfrenta la ciudad es que la planeación depende del gobierno en turno. El caso más dramático es el aeropuerto, pero hay muchos más. Actualmente, en el tema del desarrollo urbano y la vivienda en la CDMX, es urgente pensar en la ciudad de manera más lógica, sensata y humana, más sensible hacia el medio ambiente y el agua, que es lo primero que deberíamos estar atendiendo. Lo que más nos ha afectado negativamente ha sido la política, que genera parches y acciones muy pequeñas y locales, sin una visión a largo plazo. En este momento, lo que más importa es un cambio en la manera de hacer política, y fomentar que haya un crecimiento y una mejora que sea para todos los habitantes.

RU: Alrededor del mundo, incluyendo México, el gremio arquitectónico tiende a preferir las discusiones teóricas y abstractas por encima del trabajo práctico de incidir en políticas públicas. De cierta manera, quizás es más atractiva esta concepción antigua de lo que hacen los arquitectos, artistas o pensadores, pero realmente no es lo que hace más falta hoy en día. ¿Qué nos puedes platicar sobre tu trabajo en este sentido?

MBH: Me da risa lo que mencionas porque tienes razón, esas posturas demasiado teorizadas y poco prácticas que adoptamos los arquitectos no nos están haciendo bien; esa postura retraída y poco participativa no está bien. Eso creo que debe de cambiar, nos debemos involucrar más, y sé que muchos que dejan de hacerlo es justo por cansancio y por lidiar contra políticas que te acaban desgastando — no se puede, no se hace, no hay avance, pero hay que seguir adelante.

Nosotros en la fundación hemos estado en una lucha incansable por defender el tema del patrimonio arquitectónico de México. He hecho muchísimos libros, publicaciones, artículos, denuncias, manifestaciones, todo por buscar que no se siga destruyendo el patrimonio. En Polanco, por ejemplo, logramos un cambio del plan parcial de desarrollo urbano, para que hubiera mayor respeto y ya no se tiraran con tanta facilidad las casas clásicas de la colonia. Me ha tocado también hacer muchos catálogos de valoración del patrimonio de la ciudad, y participar activamente para que colonias como, por ejemplo, la San Miguel Chapultepec, se consideraran como zonas patrimoniales. Hemos hecho foros, por ejemplo “Hablemos del Patrimonio”, un foro internacional con distintas posturas de cómo mientras no cambiemos la ley, el patrimonio seguirá siendo algo indefenso. El patrimonio no es un accesorio más, sino que es algo súper importante en la identidad de una ciudad, en el aprecio de sus ciudadanos, el orgullo de ser de ahí, en el buen vivir.

Tengo 20 años dando clases en la Ibero, y justo el enfoque que tengo con mis alumnos es la realidad. “Lo que hagan, háganlo con realidad, no con utopía.” Porque justo lo que se enseñe en la academia es lo que probablemente se ejecutará en el futuro, a través de miles de personas graduadas. Y ahí hay un potencial enorme en cambiar la manera de entender cómo se debería de hacer la ciudad.

RU: ¿Cuál ha sido tu relación con Reurbano?

MBH: Nos conocemos desde hace tiempo, pero hace unos meses comenzamos a colaborar. La fundación que empecé hace 8 años, FundarqMX, ha tenido una labor incansable de organizar foros, talleres, cursos, recorridos por la ciudad y demás.  Han sido muy llamativos porque han estado dirigidos a un público amplio, no solo al arquitecto o al urbanista, sino a un público en general. Nos hemos dado cuenta que no hace falta ser arquitecto para apreciar la arquitectura, y muchos ciudadanos tienen esas ganas de saber más de su ciudad y la cultura que tenemos. Durante este tiempo de pandemia hemos hecho una serie de recorridos en distintas colonias como el Centro Histórico, la Escandón y la Juárez, y siguen otras como la Condesa. Queremos generar conciencia de que tenemos una ciudad llena de valor, con una arquitectura muy interesante de muchas épocas. Nuestra misión es difundir el aprecio por la cultura y la historia de México a través de su arquitectura y su urbanismo.

Apreciar el barrio: La oficina post-pandemia

Sin duda, una de las reflexiones que nos dejará la pandemia será la enorme importancia de separar nuestro hogar de nuestro espacio de trabajo. Con tan sólo unos meses, muchos de aquellos que antes añoraban la opción del home office al salir apurados de sus casas por las mañanas han encontrado un nuevo sentido de apreciación hacia la oficina. “Me he dado cuenta de cuánto más productivo me sentía tras empezar mi día moviéndome de un lugar a otro, llegando a un espacio diseñado para trabajar”, dijo José Luis Martínez, un diseñador de interiores que vive en la Condesa y, antes de la cuarentena, trabajaba en Polanco. “Extraño tener un sentido de rutina, caminar por la ciudad, compartir el transporte público con otros y, sobre todo, poder colaborar en persona con mis compañeros de trabajo, no sólo por teléfono o videollamada.”

En años recientes se ha visto alrededor del mundo una creciente tendencia hacia lo local — las nuevas generaciones quieren prescindir del coche, y vivir en vecindarios donde encuentren todo lo que necesitan — pero el concepto realmente no es novedoso. En 1961, la escritora y activista Jane Jacobs escribió Muerte y Vida de las Grandes Ciudades, un libro en el cual critica las políticas de planeación urbana que engendraron los suburbios y separaron la esfera pública de la privada en las ciudades. Según Jacobs, las ciudades deberían buscar la densificación, construyéndose a partir de los desarrollos de uso mixto que generen banquetas transitadas a toda hora. Al mezclar espacios residenciales, comerciales, públicos y de trabajo, obtenemos un vecindario próspero, activo y, por lo tanto, seguro.

La premisa de Jacobs es tan lógica como sencilla, sin embargo, hay quienes siguen apostando por los grandes edificios corporativos — estas torres de cristal impersonales y a menudo inaccesibles — incluso cuando sus equipos son relativamente pequeños y bien pudieran trabajar desde edificios de una escala más humana. La realidad es que la calidad de vida no sólo tiene que ver con nuestras vidas privadas; normalmente, la mayoría de los trabajadores pasan la gran parte de sus días entre semana en un espacio de trabajo, y las cualidades espaciales de esos lugares tienen un impacto importante sobre su felicidad y productividad.

En un artículo para The New Yorker titulado How the Coronavirus Will Reshape Architecture, Kyle Chayka escribe: “Los espacios personales necesitan ser lugares que estén conectados virtualmente y sean físicamente enriquecedores — no la limpieza blanca y anónima del modernismo minimalista contemporáneo, sino un recinto texturizado, lleno de recuerdos de que el resto del mundo aún existe, y que las cosas alguna vez fueron normales y quizás puedan serlo de nuevo.” Las oficinas no deben ser herméticas y estériles, sino extensiones de lo que buscamos en una casa: espacios acogedores con luz y ventilación natural, conectadas al vecindario que los rodea.

Los barrios céntricos de la Ciudad de México adoptan cada vez más la mentalidad de Jane Jacobs. En décadas recientes, barrios como la Condesa y la Roma se han activado mediante edificios de uso mixto que cuentan con comercios a nivel de calle y departamentos u oficinas en sus pisos superiores. Este esquema ha demostrado ser tan efectivo para atraer residentes y visitantes que otros vecindarios céntricos están en proceso de replicarlo. “Cuando hablamos de ‘vivir’ en una colonia, normalmente nos referimos al lugar donde está nuestra casa o departamento,” explicó Rodrigo Rivero Borell, de Reurbano, “pero vivir en una colonia es más que dormir en ella. Yo soy tan residente del barrio donde trabajo como del barrio donde duermo.”

Con esto en mente, hay que cuestionar si nuestro lugar de trabajo nos conecta con la ciudad, o si nos aísla de ella. Edificios como Milán 44 o Havre 77 en la Juárez ofrecen espacios de oficina en puntos claves de la colonia, invitando a quienes trabajan ahí a establecer relaciones no sólo con los diversos espacios interiores y exteriores de la oficina, sino con el barrio que la rodea.

Si la pandemia del 2020 nos ha hecho apreciar de una nueva manera la separación entre nuestros hogares y espacios de trabajo, quizás también ha logrado hacernos valorar los vecindarios que nos rodean. “Se ha dado un sentido de reapropiación del espacio público ahora que las personas se quedan en sus propios vecindarios, y crean algo así como pequeños pueblos”, escribe Chayka en el artículo para The New Yorker. “Ves a la gente afuera, y todos se saludan.” Es posible que esto sea uno de los efectos positivos del tiempo en cuarentena — que entendamos la importancia de sentirnos parte no solo de un edificio, sino de un barrio, tanto en la vida como en el trabajo. Jane Jacobs estaría orgullosa.

Parklets: Una nueva manera de entender la calle

La pandemia ocasionada por el esparcimiento del COVID-19 cambió abruptamente los estilos de vida de casi todo el mundo en la primavera del 2020. Con el cierre de oficinas, restaurantes, bares, museos y hasta espacios públicos (durante los primeros meses de confinamiento, se llegaron a instalar cintas amarillas y rojas entre los árboles que ofrecen el paso a algunos parques de la Ciudad de México), no quedaron muchas opciones más que resguardarnos en nuestros hogares. Así, vino y se fue la temporada de las jacarandas, sin nadie que caminara sobre las banquetas pintadas de pétalos morados que distinguen a la ciudad todos los años.

Aunque la medida fue necesaria, la inquietud sobre la supervivencia de los pequeños y medianos negocios — que también caracterizan a la ciudad — pronto se volvió imposible de ignorar. ¿Cuánto tiempo puede pasar en cuarentena una ciudad sin ocasionar daño irreversible a su comercio local? Con el paso de los meses, la comunidad científica logró un mayor entendimiento del virus, y los protocolos de seguridad se aligeraron. Se estableció, por ejemplo, que algunos restaurantes podrían operar con menor capacidad en sus interiores.

En respuesta a la abrumadora demanda, ciudades alrededor del mundo optaron por crear parklets — donde se encontraban lugares de estacionamiento, ahora brotan pequeños espacios improvisados para comer y tomar al aire libre. La idea es extremadamente sencilla (y en ocasiones hasta rudimentaria), pero estos espejismos urbanos no sólo representan un compromiso entre la vida pre-COVID y el distanciamiento social, sino que implantan en nuestras calles una posibilidad que hace poco se consideraba inaudita: Dar prioridad al humano por encima del coche.

En Liverpool, el proyecto “Liverpool Without Walls” surgió del proyecto del 2017 titulado FitzPark y diseñado por el despacho de ingeniería Arup. Con unas cuantas modificaciones, los parques pop-up se emplearon alrededor de la ciudad para brindar más metros cuadrados operables a los restaurantes de la ciudad. En San Francisco, el antiguo programa de parklets cobró más importancia durante la pandemia, pasando de ser espacios públicos con bancas y estacionamientos para bicicletas a pequeñas extensiones de restaurantes y tiendas. Actualmente, cualquiera puede aplicar para un permiso de construir un parklet.

En la Ciudad de México, se han comenzado a ver parklets en colonias como la Condesa, Roma, Juárez y más. Por ahora es una medida temporal; un experimento en tiempos del distanciamiento social. Pero la pandemia está lejos de ser cosa del pasado, y quizás estos espacios demuestren tener un valor más allá de evitar contagios. Se ha comprobado que los ciudadanos de las ciudades que dan prioridad a sus peatones disfrutan de mayor calidad de vida. En muchas formas, los coches también son una epidemia urbana — contaminan, nos secuestran en tráfico, promueven formas insostenibles de hacer ciudad. Los parklets, entonces, son una pequeña manera de desafiar su ubicuidad.

La segunda vida de Doctor Erazo 176

Preservar el patrimonio construido de una ciudad es más que un esfuerzo estético; los edificios antiguos cuentan relatos e informan a los ciudadanos sobre un pasado del cual no fueron testigos. Para quienes rechacen este romanticismo cultural, existe otra motivo para evitar demoler los edificios antiguos de nuestras ciudades: La humanidad está peligrosamente cerca de agotar los recursos de la Tierra, y debemos comenzar a cuestionar nuestra predilección por lo nuevo. El término ‘reciclaje’ normalmente se emplea para hablar de plásticos de uso único, u hojas de papel, o cajas de cartón, pero llegó el momento de aplicarlo a las construcciones en desuso. 

Hace algunos años, una fábrica de textiles y encajes en la colonia Doctores de la Ciudad de México cerró, después de casi cien años de operación. El inmueble — tres pisos rodeando un patio central, grandes ventanales con herrería en cuadrícula, su fachada un distintivo color verde — es tan enorme como su potencial. El primer nuevo inquilino fue Buna, una empresa cafetera mexicana que colocó su tostadora dentro de la ex-fábrica. Después, algunos estudios de diseño y arquitectura vieron en el edificio la posibilidad de crear una comunidad, y comenzó a tomar forma La Laguna, un conjunto de oficinas, talleres, y espacios abiertos al público que busca reactivar la zona. 

“Hay un punto sentimental importante que es que La Laguna fue una fábrica de oficios (hilos), y muchos de los que trabajaron ahí fueron y siguen siendo vecinos,” dice Irazoque. “Estamos tocando sus puertas, hemos organizado reuniones con la comunidad para conocerlos y entender qué tipo de actividades sociales podrían ser más útiles, ya sean talleres de bordado, talleres de nutrición para mamás, o funciones de cine.” La idea es que un proyecto como La Laguna no sea impositivo para su comunidad inmediata, sino que aprenda de los vecinos para poder integrarse a la zona y mejorar la calidad de vida de los vecinos.

PRODUCTORA, un despacho de arquitectura fundado en la Ciudad de México, ha establecido dentro del inmueble su oficina y el espacio expositivo LIGA-df, una plataforma que promueve la arquitectura contemporánea latinoamericana. El despacho de diseño La Metropolitana también se unió a La Laguna, donde ahora tienen sus oficinas, showroom, y taller de carpintería. Anfora Studio, la división de diseño de la marca de porcelana Anfora, abrió un taller de cerámica dentro del edificio, donde se diseñan y construyen prototipos que después podrán pasar a producirse en serie. 

Pero quizá la parte más interesante de lo que sucede en el espacio son los proyectos de vinculación social. “El año pasado entró Gastromotiva,” cuenta Irina Irazoque, coordinadora de vinculación de La Laguna, “un proyecto orientado a acercar a la cocina a personas de escasos recursos.” Tras cuatro meses de clases gratuitas de gastronomía en el sitio, los jóvenes pasan a hacer prácticas profesionales en distintos restaurantes de la ciudad. “La intención es ayudar a gente sin acceso a escuelas sofisticadas, pero con pasión por la gastronomía,” dice Irazoque, quien está también desarrollando junto con su equipo un mapa de actores relevantes de la colonia Doctores con quienes pueden crear vínculos. 

Podcast: ABCDMXYZ x Reurbano

Como todas las grandes urbes del mundo en la actualidad, la Ciudad de México se enfrenta a un gran número de retos urbanos: el crecimiento poblacional, el cambio climático, la contaminación, la revitalización y peatonalización de zonas céntricas…

Con el fin de identificar y discutir los términos que estructuran el quehacer urbano contemporáneo, Reurbano ha comenzado a colaborar con el podcast de ABCDMXYZ, Diccionario Urbano de la Ciudad de México. El programa reunirá a los visionarios, a los académicos que definen las teorías, a los responsables de la política pública y a aquellos que viven las realidades urbanas, dándoles un espacio para compartir sus puntos de vista e idear soluciones que beneficien a todos los involucrados.


El mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad ha sido el principal objetivo de Reurbano desde nuestro comienzo, por lo cual nos emociona formar parte de este proyecto. Desde nuestra experiencia, queremos aportar conocimiento de las problemáticas urbanas vigentes e históricas, y exponer posibles soluciones. Pero más que eso, queremos escuchar a otros actores, aprender de ellos y enriquecer nuestro punto de vista.

XYZ es proyecto de Laura Janka Zires, con el apoyo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM en la realización, de Radio UNAM en la difusión, de Reurbano en la edición, y Comunica La Ciudad, en la comunicación.

El Podcast que surge como extensión auditiva de la investigación ABCDMX, sustentado por el Sistema Nacional de Creadores Artísticos del FONCA – CONACULTA.’

Escucha el podcast aquí: https://www.abcdm.xyz/podcasts/

Podcast: ABCDMXYZ x Reurbano

Como todas las grandes urbes del mundo en la actualidad, la Ciudad de México se enfrenta a un gran número de retos urbanos: el crecimiento poblacional, el cambio climático, la contaminación, la revitalización y peatonalización de zonas céntricas…

Con el fin de identificar y discutir los términos que estructuran el quehacer urbano contemporáneo, Reurbano ha comenzado a colaborar con el podcast de ABCDMXYZ, Diccionario Urbano de la Ciudad de México. El programa reunirá a los visionarios, a los académicos que definen las teorías, a los responsables de la política pública y a aquellos que viven las realidades urbanas, dándoles un espacio para compartir sus puntos de vista e idear soluciones que beneficien a todos los involucrados.


El mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad ha sido el principal objetivo de Reurbano desde nuestro comienzo, por lo cual nos emociona formar parte de este proyecto. Desde nuestra experiencia, queremos aportar conocimiento de las problemáticas urbanas vigentes e históricas, y exponer posibles soluciones. Pero más que eso, queremos escuchar a otros actores, aprender de ellos y enriquecer nuestro punto de vista.

XYZ es proyecto de Laura Janka Zires, con el apoyo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM en la realización, de Radio UNAM en la difusión, de Reurbano en la edición, y Comunica La Ciudad, en la comunicación.

El Podcast que surge como extensión auditiva de la investigación ABCDMX, sustentado por el Sistema Nacional de Creadores Artísticos del FONCA – CONACULTA.’

Escucha el podcast aquí: https://www.abcdm.xyz/podcasts/