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La arquitectura del bienestar

noviembre 18, 2020

Artículo creado por:

Karina Zatarain

La palabra wellness, o bienestar, es uno de esos términos que se han vuelto ubicuos en los últimos años, empleado indiscriminadamente en spas, estudios de yoga y menús de restaurantes con un enfoque en la salud alrededor del mundo. Puede parecer una tendencia inofensiva, sin embargo, debemos recordar que cuando una palabra pierde fuerza, también lo hace su significado. El bienestar es un concepto que engloba más que un licuado verde o 15 minutos de meditación al día. Aunque está bien incorporar a ambos en nuestras rutinas, quizás es momento de pensar más ampliamente en el bienestar.

En la arquitectura y el diseño, se comienza a escuchar más acerca del llamado “wellness architecture” — aquellos edificios y espacios que van más allá de la sustentabilidad, buscando también incorporar elementos que promuevan la salud holística de los usuarios. Al utilizar sistemas y materiales con conciencia ambiental y social, la arquitectura del bienestar busca el balance armonioso entre las esferas físicas, emocionales, cognitivas y espirituales del ser humano, al mismo tiempo que respeta y regenera al medio ambiente.

Crédito: Reurbano

La tendencia del wellness no es una coincidencia — el mundo contemporáneo nos ha llevado a un ritmo de vida acelerado y, en muchas ocasiones, insostenible. Gracias a la tecnología, el trabajo se mueve más rápido, la mercadotecnia es cada vez más personalizada y las redes sociales nos mantienen en contacto constante con otros. Esto tiene sus beneficios, pero también sus desventajas: los seres humanos nos hemos vuelto más susceptibles a sentirnos abrumados, y desconectados del mundo natural que nos rodea. Actualmente, pasamos un aproximado de 93% de nuestras vidas en el interior de un edificio.

Por esto, la arquitectura del bienestar busca mantenernos en contacto directo con los recursos naturales que se pueden disfrutar desde los interiores, incorporando luz del sol, ventilación natural o plantas. Ya hemos hablado de cómo las oficinas son espacios que no suelen diseñarse con la comodidad humana o la conexión al barrio en mente, pero este debería de ser el caso, ya que normalmente son los espacios en los que pasamos la gran parte de nuestros días entre semana. De la misma manera, los edificios residenciales deberían promover el contacto de sus usuarios con la naturaleza disponible, y con el tejido social del contexto que los rodea.

Crédito: Reurbano

Los espacios que habitamos tienen gran influencia sobre nuestro estado de ánimo y salud física y mental. Las cuestiones meramente estéticas o funcionales que interesaban a los arquitectos del pasado ya no son suficientes para diseñar en el presente y futuro. Ahora, debemos entender que la arquitectura, en su mejor forma, responde a las necesidades actuales de quienes la habitarán. El enfoque colectivo sobre el concepto de bienestar nos indica que hay un vacío que buscamos llenar. Y, como suele ser, el contacto con la naturaleza y con otros seres humanos ofrece una respuesta sencilla.